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martes, 5 de abril de 2011

Bultur en el Festival Wolfest en Joy

Siempre hay una primera vez para todo, incluso para estar de concierto un domingo por la noche.






No importaba que al día siguiente muchos tuviéramos que madrugar. Nos mostrábamos indiferentes ante ese mal tiempo que no nosacompañó durante la tarde. Daba igual el hecho de estar calados hasta los huesos con ese inesperado chaparrón que nos pilló de sorpresa (y sin paragüas). No había dolor para ese cardenal que el puerta, generosamente, me había hecho en el revés de la mano al ponerme el sello que nos daba la oportunidad de salir y entrar a nuestro antojo en Joy.

Nada importaba esa tarde pues Bultur participaba en el Festival Wolfest y los ánimos y la emoción a flor de piel.

Mucho antes de que tocaran ya estabamos allí armando jaleo dentro de la sala amenizando el tiempo de espera poniendo de manifiesto nuestro gran grado de retraso mental y haciendo fotos, o intentos de las mismas; muchas absurdas y otras... más todavía.



Lo cierto es que pude comprobar (nuevamente como en otras muchas ocasiones) que cuanto mejor te lo estás pasando más deprisa corren las putas manecillas del reloj, y sí digo putas porque del lunes al sábado las horas eran eternas y la tarde del domingo en cambio se me pasó en un momento... pero qué momento... o mejor debería decir qué momentos... como cuando de la boca del jurado salió el nombre de Bultur... la euforia estalló en la sala y entre vítores y aplausos subían al escenario para recibir el mericidísimo PREMIO SENNHEISER.






Una vez más nos dejaron sin palabras, y lo digo literalmente, porque todos nos dejamos la voz durante el concierto y también después, ante ese estropeado sonómetro que sin duda alguna lo que menos medía eran decibelios...

Sin duda fue una tarde-noche de domingo inolvidable, con una mezcla de sensaciones y emociones difíciles de poder expresar. Quizás por eso me sentí tan feliz este lunes por la mañana, muy contradictorio a como me suelo sentir el resto de vulgares lunes ... por formar parte de todos los afortunados que vivimos en primera persona esta gran emoción.





Ya sabéis, para la próxima... que no os lo cuenten.