Hoy la entrada del blog va dirigida especialemente a todos aquellos que no hayan oído hablar de las Jornadas Interuniversitarias UA-UNED, ya que el pasado año se celebraron por estas fechas y dentro de poco se volverán a celebrar.
Estas Jornadas duran dos días.
Durante el primer día se celebran diversas charlas, con descansos entre cada una de ellas, y el segundo día va dirigido hacia la realización de alguna actividad, a las que tienes que apuntarte durante los descansos de las charlas. El año pasado la más solicitada fue "Terapia con caballos" cuyas plazas se acabaron a los 5 minutos de salir las listas. Yo fui una de las personas que se quedó sin plaza, pero me decanté por otra actividad no menos interesante: Danzaterapia.
Estas Jornadas duran dos días.
Durante el primer día se celebran diversas charlas, con descansos entre cada una de ellas, y el segundo día va dirigido hacia la realización de alguna actividad, a las que tienes que apuntarte durante los descansos de las charlas. El año pasado la más solicitada fue "Terapia con caballos" cuyas plazas se acabaron a los 5 minutos de salir las listas. Yo fui una de las personas que se quedó sin plaza, pero me decanté por otra actividad no menos interesante: Danzaterapia.
La mayoría de los alumnos eligen los cursos por el reconocimiento de esos créditos de libre elección que tanto nos preocupan y dificultan finalizar la carrera, ya que, por muchos cursos que hayas realizado, siempre te quedan tres o cuatro créditos que hay que ir convalidando con charlas, muchas de las cuales ni sabes hacia qué van dirigidas hasta que ya estás dentro de ellas.
Y creía que con estas charlas no iba a ser diferente.
Pensé “Te convalidan 1 crédito de LE sólo por la asistencia, más luego otro 1,5 si entregas una memoria,… la gente habla bien de estas charlas y encima son 2,5 créditos,…” Y me apunté. Y asistí el primer día con la misma actitud a la que he asistido a otras charlas, pero esta actitud cambió. Ycambió en el momento en el que uno de los ponentes (el primero de todos) nos ofreció un guante de plástico y un rotulador permanente, para escribir las que iban a ser las charlas más entretenidas a las que había asistido.
Y así fue.
Sin saber qué era la osteopatía, ni si quiera que existía, me asombré al escuchar que lo que hacía estallar en mis dedos cada vez que me “sacaba novios” eran burbujas de aire, y también me sorprendí de la multitud de problemas que pueden ser solucionados con ese chascarrillo al que los osteópatas llaman de una manera más elegante trusth.
Las Jornadas finalizaron con una charla acerca de la terapia ecuestre.
Me gustaría dar las gracias a Nieves Llorente y a Ana, por enseñarme la otra cara del caballo, la más admirable para mí sin duda: que puedan servir como ayuda en terapias dirigidas hacia personas discapacitadas.
Fue una pena no poder ver a estos caballos, ni tocarlos, ni quedarme más admirada de lo que ya estoy por ellos. Pero, por otra parte, el no tener plaza en la actividad “Terapia con caballos” tuvo su aportación positiva, ya que me dio la oportunidad de apuntarme a Danzaterapia y así me adentré en este mundo del movimiento natural y espontáneo, como forma de expresar nuestros sentimientos y nuestras emociones. Gracias a Nieves Moro saqué la niña que llevaba dentro, pude desahogarme, relajarme y conocerme a mí misma, en otras palabras enriquecerme. Y lo más importante, me llevé una gran lección grabada a fuego en la frente: "Vivir el presente; no frustrarme ante el futuro, ante algo que quizás ni ocurra; y exprimir cada minuto que pasamos en este camino que es la vida.
Me gustaría dar las gracias a Nieves Llorente y a Ana, por enseñarme la otra cara del caballo, la más admirable para mí sin duda: que puedan servir como ayuda en terapias dirigidas hacia personas discapacitadas.
Fue una pena no poder ver a estos caballos, ni tocarlos, ni quedarme más admirada de lo que ya estoy por ellos. Pero, por otra parte, el no tener plaza en la actividad “Terapia con caballos” tuvo su aportación positiva, ya que me dio la oportunidad de apuntarme a Danzaterapia y así me adentré en este mundo del movimiento natural y espontáneo, como forma de expresar nuestros sentimientos y nuestras emociones. Gracias a Nieves Moro saqué la niña que llevaba dentro, pude desahogarme, relajarme y conocerme a mí misma, en otras palabras enriquecerme. Y lo más importante, me llevé una gran lección grabada a fuego en la frente: "Vivir el presente; no frustrarme ante el futuro, ante algo que quizás ni ocurra; y exprimir cada minuto que pasamos en este camino que es la vida.