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lunes, 24 de enero de 2011

Concierto inolvidable

Festival Esperanza II. Sábado 22-enero-2011
 
Han pasado más de 12 horas y aún resuenan en mi cabeza todas las canciones… quizás debería ir al médico ¡y preguntar si estoy bulturizada!



Como si de un macro-concierto se tratara, muchos fans nos dispusimos a hacer cola en la taquilla para no quedarnos sin entradas, pues a pesar de que el puerta no estaba dispuesto ni a poner orden en las dos colas simultáneas que se habían formado, ni a dejar pasar a muchos, nadie se quedó sin el que iba a ser nuestro pase al mejor concierto visto y por haber.





No faltó de nada, pues hasta las cámaras de Telemadrid estuvieron presentes en las primeras canciones y hoy podíamos ver de nuevo en las noticias las grandes emociones vividas ayer en Taboo.
No hay palabras que describan como nos quedamos los allí presentes ante seis fieras que parecían haber sacado de sus jaulas para demostrar ante cientos de ojos quienes eran los que mandaban.
Taboo se llenó, pero no sólo de gente. El buen rollo y la buena música cargaron el ambiente, y por supuesto las ganas de pasárselo como nunca  antes lo habíamos pasado.



Empezó a sonar Sunob y los pelos se pusieron de punta. Continuó Aurinko y la sala comenzó a vibrar de emoción. Siguió Mirage y la gente se volvió loca.  Al ritmo de las guitarras y de la gran voz de Jorge, se cantó al unísono Roulette. Unos nostálgicos fans recordaron Perdido, uno de los temas que marcaron al antiguo grupo y los chicos continuaron con Long way to get there, Nightflight y Be yourself finalizando el concierto con Seven Nation Army, canción que nos sorprendió a todos y que terminó con todas nuestras energías, pues hasta el más vergonzoso botaba al ritmo del bombo de Álvaro.



Decenas de personas sedientas de más proclamaban bises, pero no podía ser. Entre vítores, aplausos y gritos Álvaro bajó del escenario saltando sobre las manos de sus amigos que le esperaban abajo y el resto también lo abandonaban dejando, sin duda alguna, una huella que por muchos grupos que pasen no caerá en el olvido.






Pero no dejemos de mencionar al gran grupo de artistas que forman Black Jackets, cuya actuación también debe recibir una mención honorífica, y a Iván Galán, cuyos monólogos además de conseguir soltar lágrimas y de no hacernos parar de reir, nos hicieron recordar que a veces la vida se digiere mejor si se esboza una gran sonrisa.





Si a todo esto le sumamos que hemos aportado nuestro granito de arena para que Fernando Cabañero pueda cumplir todos esos sueños que, en un segundo, le arrebataron tan injustamente, sin duda, y como decía al principio de la entrada,  nos encontramos ante uno de los mejores conciertos de todos los tiempos, y yo, como muchos, tuve la suerte de estar allí.
¿Superable? Estos chicos lo han puesto difícil, pues han empezado poniendo el listón muy alto, pero para estos chicos nada es imposible y quien no se lo crea, no les conoce.

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